Reseña de libro: Los fantasmas del espejo

Escrito por el 14 de abril de 2022

Por Linette Cozaya vía i am not a sad blogger

Ayer me encontré un libro. Buscaba cosas para eliminar en el iPad, mientras mi teléfono estaba secuestrado en una clase de inglés para un pibe de seis. Cuando no hallé más que borrar, entré a iBooks, siempre sobran los PDF. Había un libro que necesitaba actualización: Los fantasmas del espejo, de Carlos Cuahutémoc Sánchez. Leí la sinopsis. Si me conocen, saben que consumo todo lo que tiene que ver con desórdenes alimenticios. Este libro no sería la excepción. Desde la portada dije “wow”. Aunque iba a leer otra historia sobre lo mismo, no me cansan y amo las similitudes y diferencias que presentan entre una y otra. Desde películas como To the bone y Feed, hasta libros como Winter Girls (que AMO con todo mi ser, me vale si es bueno o no, hablando desde el punto de vista literario) o Biografía del hambre, que no me encantó y esperaba que hablara sobre su desorden mucho más. En fin.

Carlos comienza con una introducción en donde explica que quería hablar del tema, pero no lo había vivido de primera mano. Encontró a María Fernanda y con ella pudo detallar los pensamientos y emociones tan bonitos que conlleva una enfermedad así. (Estoy siendo sarcástica.) Se ve, además que el hombre estudió el tema, porque se sabe los pros (JAJAJAJAJA no se crean), los contras, las manías, etc. Al final de la historia anexa un “ensayo didáctico” sobre desórdenes alimentarios. Lo puse entre comillas porque me pareció más una lista de hechos y definiciones. Con eso no digo que estuviera mal, igual y más bien soy yo la que no entiende cómo se hace un ensayo didáctico, sólo digo que le habría puesto otro título, porque la información ahí es clara, precisa y puntual. Muy útil para definir estas enfermedades y que el lector no se pierda. Además, descubrí que no padecí de bulimia, de acuerdo a las definiciones presentadas, más bien era (¿o es? Siento que un desorden así es como el alcoholismo: no dejas de serlo aunque ya no bebas, porque sigue siendo una constante en tu vida.) anorexia purgativa, en la que uno evita comer a toda costa y recurre a la purgación si y sólo si es absolutamente necesario ingerir algo, por ejemplo, yo vomitando la comida para que nadie notara que en realidad no estaba comiendo.

Ahora, sobre la historia: me gustó. No sé si por el sesgo que tengo de amar estas narrativas o porque de verdad fuera buena, DISCÚLPENME por no saber separar. Sólo tengo unas quejas, cosas que de verdad me incomodaron mucho en la lectura, como que el personaje principal, Bibiana de repente dejaba ser ella misma para escupirnos un montón de sobre-explicación. Totalmente innecesaria, si me lo preguntan. Desde explicar quiénes son Ana y Mía, porque creo que un buen lector infiere o busca si tiene duda, no necesita todo peladito y en la boca, hasta cuando justifica su desorden con lo que ve en la publicidad. De nuevo, no digo que esté mal que el personaje se diera cuenta de ello y es algo real, pero no me sonaba nada como la voz de Bibiana. Adjunto el párrafo en cuestión:

Otra queja que tengo, es la parte de la espiritualidad. No es un libro viejo, se escribió en 2008, creo entonces que si se iba a hablar de ese tema, pudo haber sido más general, no enfocándose en la cristiandad o el catolicismo. (No sé cuál es porque son parecidas, el punto es que había un Dios y una Biblia.) Probablemente, aunque me chocara y me diera repele, estuvo bien que en la historia se enfocara en el Dios que ella creía, ok, se vale. Pero en la parte del ensayo sugiere y cito: “Únete a un grupo de personas que amen a Dios, que lean la Biblia y sepan cómo activar su fe para atraer cosas positivas a sus vidas.” I mean, WHAT? Siendo que hay muchísimas formas de hallar espiritualidad, ¿me estás diciendo que haga esa específicamente? Fuera de ese tipo de comentarios y párrafos en los que me dolió el estómago del cringe, está bien.

Un detalle que también me hizo ruido, aunque, más tarde me hizo gracia, es en la sección de “qué es normal y qué es anormal”, donde habla sobre el buen comer y dice que las proteínas son: “alimentos que provienen de animales, como huevo, carne (…) o lácteos.” Casi aviento el iPad. ¿Cómo es posible que en 2008 todavía pensáramos así!? ¡Coño, Mickey! Luego me dio risa porque uno de los puntos a clarificar es que la conducta vegetariana es considerada normal. Jajajajajaja pues gracias. Nótese que ni siquiera había distinción entre veganismo y vegetarianismo. Y ya. Creo que es todo lo que tengo que decir del libro sin revelar de qué va la historia de Bibiana. Ella me agradó, cuando no hablaba como enciclopedia, porque mucho del diálogo interno que Carlos le puso es bastante real: todo el odio, el asco, la dismorfia durísima que se cargaba… Todo eso muy bien.

Gracias por leerme, compartan, lean el libro para crear consciencia. Los datos que pone Carlos son alarmantes, Y SON DE 2008, no quiero ni imaginarme la cantidad de gente que sufre un trastorno actualmente. Lo más triste es que comienzan desde la infancia, niñas y niños de 6 años haciendo dieta, la primera mía, como saben fue a los nueve (y si no saben click aquí). Reforcemos el amor propio, dejemos de opinar sobre el cuerpo, nuestro y de los demás. Paremos de juzgarnos tan duro por no ser el ideal de perfección que tenemos en mente (gracias a los millones de estímulos al día, de todos lados). Nuestro cuerpo es fantástico, nos mantiene con vida, nos deja bailar, caminar, encimarnos en nuestro perro, abrazar a nuestros padres. Amémonos más y cuidémonos entre todos. Also, USEN CUBREBOCAS.

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