Tener un hijo es uno de los cambios más grandes que una mujer experimenta a lo largo de su vida, no solo físico, sino también emocional, pues detrás de la maternidad se ocultan ciertos aspectos que traen consigo sentimientos no tan agradables.
Todas las madres se enfrentan a momentos difíciles, por lo que no hay que temer expresar nuestras emociones, incluso si estas son negativas, pues no es cualquier cosa ser responsable de otro ser humano que no sabe cómo comunicar sus inquietudes, así como sus necesidades y, al igual que ellos, no siempre puedes controlar tus emociones y no hay absolutamente nada de malo con sentirse así.
Un ejemplo de ello es Suka Nasrallah, una madre y escritora de Ontario, Canadá, quien es autora del blog Verdades sin filtro de la maternidad: Cautiva y Cautivada, que cuenta con miles de seguidores por sus representaciones honestas y sin adornos entorno al concepto de maternidad.
Recientemente, uno de los escritos de Nasrallah, en el que relata, a manera de poesía, la frustración que le generó que uno de sus hijos la llamará sesenta y siete veces veces durante una ducha matutina, causó gran revuelo en Facebook y no por la razón que estás pensando, sino porque muchas madres se sintieron identificadas con su relato.
Me llamó 67 veces mientras estaba en la ducha. Eso sí, comencé a contar hasta la mitad, como una forma de mantener la calma y no gritar, así que seguramente fueron más de 67 veces en que lo escuché gritar ‘Mamá’ y golpear la puerta del baño mientras estaba bajo el chorro de agua caliente, ahogándome en mis lágrimas, porque ya no podía soportar el sonido de su voz y no tenía ganas de responder.
Nasrallah continúa la narración explicando que no tenía ganas de mantener una conversación, pues lo único que quería eran unos minutos para ella, sin poder entender por qué sus hijos estuvieran despiertos desde las 6:45 de la mañana con incesantes ruegos y peticiones.
Todo lo que quería eran 10 minutos para mí, pero claramente era demasiado pedir. 67 veces en que esa palabra resonó en mis oídos. Por esto es que las madres están tan perturbadas. Por esto es que nos quedamos despiertas hasta tarde, sabiendo que nos vamos a arrepentir por la mañana. Por eso reaccionamos fácilmente. Por eso somos tan sensibles, porque estamos desensibilizadas.
Las palabras de Nasrallah claramente resonaron en muchas mamás que a menudo se sienten frustradas y agobiadas por los desafíos que representa la crianza de los hijos. Muchas de ellas aplaudieron su valor de retratar la maternidad sin filtros, de manera abierta y honesta, mientras que también hubo quienes criticaron su publicación.
Debido al gran revuelo que desató su publicación, la escritora compartió una publicación de seguimiento explicando que “compartir los momentos reales y crudos cuando la maternidad es un desafío no significa de ninguna manera que no ame el hecho de ser madre”.
Independientemente de su labor como escritora, al igual que Nasrallah, es de suma importancia que toda mamá tenga la posibilidad y el espacio para desahogarse durante los momentos difíciles sin que su dedicación o el amor por sus hijos sean cuestionados.
Ser mamá no tiene por qué ser doloroso, pero sí requiere que seas consciente de tus sentimientos y que identifiques las acciones que puedes tomar para que los momentos difíciles sean más llevaderos para ti y tus hijos.