Vivir en situación de calle representa muchas dificultades para quien lo padece. Mientras que muchos de nosotros damos por sentado el hecho de tener un techo donde vivir y un plato con comida caliente sobre la mesa, también pasamos por alto que desgraciadamente hay personas en el mundo que carecen de cosas que podríamos considerar esenciales.
Un ejemplo de esto es tener una fiesta de cumpleaños, algo común para cualquier persona, pero para Eduardo, un joven que vive en las calles de Río de Janeiro, Brasil, la celebración de sus 19 años es algo que, sin duda, jamás olvidará.
Globos, pastel, refrescos y botanas, elementos que representan una típica fiesta de cumpleaños, conmovieron a Eduardo, quien no podía ocultar la alegría por la fiesta que le organizó Samy Ferreria, una vecina cercana a la plaza donde vive.
El hecho de que Eduardo viva en situación de calle no fue impedimento para que se ganara el cariño de todos los vecinos. Desde que Samy se mudó a la zona hace un año, a menudo lo veía en la plaza, por lo que no tardaron en hacerse buenos amigos.
Eduardo es un niño de la calle que “vive” aquí en la plaza al lado de mi casa. Siempre platicamos cuando nos encontramos. Hace un mes, vino a decirme que cumpliría años el 1 de marzo. Le dije: ¿Hagamos una fiesta? Aceptó,aunque un poco dudoso.
De inmediato, Samy le propuso una fiesta de cumpleaños a Eduardo, idea a la que él accedió. Sin embargo, se mostró escéptico, pues no creyó que su amiga sería capaz de llevarla a cabo. Así que Samy no solo tenía la gran misión de organizar la fiesta, sino que también debía asegurarse de que su buen amigo confiara en ella y acudiera a su propia celebración de cumpleaños.
Pase todo el mes diciéndole que tenía que presentarse en su fiesta…No pude evitarlo, ¡llegó todo feliz! Fue algo muy simbólico, ¡este niño merece ser visible a los ojos de todos!
Luego de ser recibido con tanto cariño por parte de los asistentes, llegó el momento de partir el pastel. Con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, Eduardo pidió el deseo que más anhela su corazón: “Ser un luchador por la vida”. Cortó su rebanada de pastel y la celebración continúo con los siete invitados que apoyaron a Samy en la organización de la fiesta.
Lamentablemente para Eduardo, la vida no ha sido nada sencilla. A raíz de la muerte de su padre terminó en un albergue para menores de edad, en el que permaneció desde los 14 hasta los 18 años, pues no tuvo la misma suerte de sus compañeros que fueron adoptados, por lo que se vio obligado a vivir en la calle una vez cumplida la mayoría de edad.
Eduardo no conoce sus apellidos, pero sueña con tener una casa y un trabajo dignos y aunque se esfuerza y trabaja intensamente todos los días, nada de eso ha sido suficiente para ver sus sueños materializados. Si bien las circunstancias han sido bastante complicadas para él, se mantiene optimista ante la adversidad, conservando intactas la nobleza y la ternura que tanto lo caracterizan.
Samy compartió la emotiva celebración en su cuenta de Twitter, en la que no ha recibido más que elogios por su noble acción, así como numerosas ofertas de ayuda para Eduardo, por lo que tuvo la grandiosa idea de abrir un crowdfunding de la mano de sus amigos para ayudarlo. La meta es de casi 20 mil dólares, de la que hasta el momento solo se han recaudado poco más de dos mil.
El objetivo es lograr que Eduardo tenga acceso a un hogar durante un periodo de un año, así como alimentación y ayuda psicológica para que confíe en su capacidad de salir adelante. Al igual que la ayuda económica, las ofertas laborales también son bienvenidas, pues Eduardo ha demostrado en numerosas ocasiones sus enormes ganas de trabajar e integrarse a la sociedad.
Pensamos, con su consentimiento, en la mejor manera de unir fuerzas. El objetivo es sacar a nuestro amigo de la calle.