La película que todos necesitan ver: Feed

Por Linette Cozaya vía i am not a sad blogger

It takes a tree a century to do what this darkness does to me in one night. – Olivia

Quiero (necesito) recomendarles una película. Me debatí por horas si hacerlo con spoilers o sin ellos, decidí que la segunda sería la mejor opción para que vayan a verla y vuelvan aquí a comentarme qué piensan. El filme del que quiero hablar se llama Feed. Estrenada en 2017, dirigida por Tommy Bertelsen, escrita y producida por una de las niñas que más me gustan en la vida (como actriz, persona, mujer, etcétera): Troian Bellisario. Quizá la conozcan por Pretty Little Liars, era “la perfecta” Spencer Hastings. También ella es la protagonista, junto con Tom Felton, a quien todos ubicamos por ser Draco Malfoy.

Me tardé mucho en ver la película porque jamás tenía tiempo, pero ahora que no hay escuela, me di el lujo de buscarla y disfrutarla. Lo primero: la paleta de color es súper bonita, la fotografía, los cuadros, me parecieron bastante bien. También el ritmo,  es adecuado para la historia que cuenta. Las actuaciones: impecables. A Troian parecía no retarla Spence Hastings, aunque obvio lo hacía perfecto, la gama de emociones que presenta siendo Olivia Grey es mucho más interesante. A Tom Felton tampoco lo había visto en otro filme que no fuera de la saga de Potter, el papel que hace en Feed es súper pesado, la presencia que tiene en pantalla está cañona. ¡Y el soundtrack! Lo he escuchado incontables veces, sólo una canción no me encanta, pero así suelta, dentro del filme queda más que perfecta.

Bien, Feed es la historia de Olivia (Troian) y su hermano gemelo Matthew (Tom). Ambos son excelentes en la escuela: a Matt todo mundo lo ama, es un líder nato; Olivia es candidata a ser “valedictorian”, la estudiante que hace el discurso de despedida en la ceremonia de graduación, normalmente se da ese “privilegio” a quien tiene el promedio más alto. Algo ocurre que detona la historia y cambia el curso de ambos, y aquí viene lo interesante: Liv desarrolla un desorden alimenticio como no lo hemos visto antes en el cine (o por lo menos yo no).

Y es de eso de lo que quiero hablar: de lo bien representado que me pareció el desorden de Liv. No soy experta en esos temas, pero si han leído mis cuentos, saben que tenido desacuerdos con la comida, aun así, lo que se ve en los medios, para representar desórdenes alimenticios es siempre el mismo patrón, los mismos motivos. La niña bonita que se siente gorda y deja de comer o se provoca el vómito para bajar de peso. Pareciera ser que no quieren profundizar y que es algo encasillable en patrones y formas, pero no, no es así de fácil. Cada desorden es distinto, cada uno se desarrolla de diferente forma, cada motivación es única. La motivación de Liv no es verse bonita, no es bajar de peso. Sí tiene que ver con el control, pero no es su principal motor. Ni una vez se pesa, ni una sola se toca el cuerpo o se mide, como hace Lilly Collins en To The Bone, no es crítica, esa también me encanta, pero es otra película que insiste en decir que un desorden alimenticio es porque la persona quiere controlar su peso, llegar a un ideal de perfección. Y no.

Me gustó mucho. Todo. Cómo presentaron el problema, cómo lo llevaron al límite y cómo lo solucionaron. Se nota que Troian tuvo tambié sus desencantos con la comida, lo ha mencionado abiertamente. Tardó ocho años escribiendo el guion. Su meta, al hacer esta película era abrir el debate, crear una conversación, que la gente supiera que un desorden alimenticio es causado por mil razones distintas. No minimizarlo, dialogar sobre lo difícil que es, tener uno, enfrentarlo, vivir con él. Y creo que logró un buen filme, pero no escucho a muchos hablando sobre él. Mi propuesta es, entonces, que vayan, vean la película y me cuenten qué piensan. Oh, pero, antes una advertencia: es un filme duro, es un tema difícil, no romantiza el desorden como lo han hecho tantas otras películas, libros o series. Y es que no, no es una enfermedad bonita, para nada es fácil y todos deberíamos ponerle un poco más de atención, dejar de tratarla como si fuera un tabú.